jueves, 20 de diciembre de 2012

Mi historia con Ana y Mía ! Sé cómo empezó, pero no cómo terminará.

Yo tenía 7 años. Acababa de salir del burger con mi madre. Había comido bien, siempre lo hacía. Me gustaba comer. No me sentía mal por ello. Cuando salí, vi a una chica con la mirada perdida, y tremendamente delgada, se la veía tan triste... estaba con su familia. Todos comiendo, menos ella. La miraban como si esperasen un milagro.
- Mamá, ¿por qué esa chica está tan delgada?
+ Tiene anorexia, cariño.
- ¿Y eso qué es?
+ Es que te ves muy muy gorda, aun estando delgada. Te puedes morir.
- Pues yo preferiría estar obesa antes que dejar de comer. -Mentí. Mi madre me sonrió, alegrándose de oír aquello.
Pasaban los días, yo comencé a comer menos. Me miraba en el espejo y aunque no me explicaba cómo una chica delgada podía verse gorda, yo forzaba a mi mente para verme así, para ponerme en la piel de aquella chica. Dejé de comer, a pesar de que tenía hambre. Un día, oí cómo discutían mi madre y mi abuela: "Esta niña va a acabar con anorexia" la dijo mamá. Y yo pensé: "¿Anorexia? ¡Qué estupidez! Es imposible que yo llegue a tener esa enfermedad."
Como no quería problemas, volví a la normalidad, y nunca más volví a tocar el tema.
Pasaron los años y los años, tenía ya los 13, y yo tenía 3 amigas que eran desde los 4 años como mis hermanas, pero un día aparecieron dos a las que no las caía demasiado bien y comenzaron a ponerlas en mi contra... nunca habíamos discutido, pero desde entonces no dejábamos de hacerlo, yo creía que era normal, pero un día, comenzaron los insultos, las humillaciones... mis mejores amigas, me estaban destruyendo! Pusieron a todo el barrio en mi contra, me insultaban chicas que tan siquiera conocía, y yo me sentía muy sola... así que empecé a cortarme, me tomé una sobredosis de pastillas, empecé a comer menos, me intenté provocar el vómito un par de veces, pero no llegué a vomitar... después de un año de insultos y humillaciones, se murió mi tía, mi punto de apoyo... y me sentí aún más sola, creía que no tenía a nadie... cuando una de ellas (la que había sido siempre como la hermana que nunca tuve), se enteró de lo de mi tía, me pidió perdón, así de repente, y las otras (a saber por qué), hicieron lo mismo... yo las perdoné, pero NO sin antes plantarlas cara y decirlas que para mí, habían sido como tener un cáncer, porque habían convertido mi vida en un infierno... Dejé de cortarme, de tomarme pastillas... INTENTÉ que todo volviese a la normalidad.
Ya a los 14, yo comía como una lima, igual que siempre. Cada vez que entraba a un chino a comprar algo de comer, arramplaba con todo. Mis amigas lo flipaban, me decían que cómo podía comer tantísimo y estar así de delgada, no se lo explicaban. También me decían cosas como: "¿No te da miedo engordar?" Y yo siempre decía que eso me daba igual. Medía 1,68 y pesaba 53 kg.
Conocí a un chico, yo creía que estaba locamente enamorada de él, pero sólo me gustaba. Cuando él se puso a salir con otra chica, caí en una profunda depresión. Empecé a comer menos, no tenía hambre, me pasaba los días y los días llorando. Pero me di cuenta de que no estaba enamorada. Entonces, me pidió salir un chico que en sólo unos meses se había convertido en mi mejor amigo, y de él sí que estaba total e incondicionalmente enamorada. Lo que yo no sabía era que ese amor, sería mi ruina. Empecé a comer más y más y más, sin complejos, sin preocupaciones, y no engordaba. Era lo bueno de mi metabolismo. Además, me gustaba mi cuerpo! Bueno, más bien, me encantaba! A mí, y a todo el mundo... y eso me hizo ser demasiado creída, y perder amigos a los que quería muchísimo... me hizo ser insoportable! La gente cuando se enamora pierde el apetito, pero a mí me sucedió todo lo contrario. Cuando cortamos, me sentí tan sola... tan perdida... y más aún cuando me enteré de que me había dejado por una amiga mía, que encima estaba gorda. Entonces, volvieron los cortes, las sobredosis... incluso intenté cortarme las venas! Sólo quería morirme... Empecé a comer menos, pero al principio era muy suave, muy delicado. Empecé a restringir una serie de alimentos, a mirar las kcal de todo, etc etc! Empecé a meterme en páginas pro-Ana y pro-Mia, empezaron a asaltarme mil dudas a la cabeza sobre la anorexia y la bulimia. Una vez salí con unas amigas, fuimos al McDonald, me pedí de todo, comí como una auténtica gocha. Una amiga me dijo: "vas a engordar", y lo primero que se me vino a la mente decirla fue lo de siempre: "me da igual", pero en el fondo me dio una punzada al corazón, me sentí como culpable... no sabía qué me estaba pasando. Yo seguí así.
Al cabo de aproximadamente 3 meses, me miré en el espejo, y dije: "¡Estoy gorda!", y dejé de comer POR COMPLETO, ayunaba, pero por las noches, me entraba tanta hambre que me inflaba a comer, y me sentía tan culpable por ello... lloraba y lloraba, y tenía tantas ganas de vomitar... pero luego se me cerró el estómago. Me podía pasar todo el día con un yogur sólo y sin sufrir. Mis amigas estaban desesperadas, y mi familia más aún. Mi obsesión cada vez iba a más. Me hacía todos los días aproximadamente 2 horas de bici, 100/200 abdominales, bailaba, me bajaba una parada antes del autobús... sólo me importaba quemar todo, aunque no había nada que quemar, porque me alimentaba de aire. Me mareaba, tenía frío a todas horas, me cansaba muchísimo, sentía que me desmayaría en cualquier momento, se me retiró la regla... era horrible!
Me podía pesar todos los días unas 20 veces. Y si subía aunque fueran 100 gramos, me sentía vacía e inútil. Un día, me quedé sola en casa, me empezó a entrar hambre... y entonces, me dí un atracón. Me sentí una completa gilipollas. Y entonces, vomité. Lo tomé como una costumbre, vomitaba todos los días, después de clase, cuando estaba sola... empecé a evitar ir al colegio para quedarme en casa y poder vomitar. Cuando no había nadie, me entraban unas ganas tremendas de comer y de comer, y la culpabilidad, era horrible... Cuando no podía más, se lo conté a mi madre, la pedí ayuda, la dije que quería curarme, y me dijo que eso estaba en mis manos... por ese entonces, pesaba 46/47 y mi meta eran los 45, pero me dí cuenta de que con un kg menos, no me vería más delgada... así que me puse una nueva meta: 43. Al cabo de unos meses, empecé a salir con un chico, ya había superado mi trastorno alimenticio, pesaba los 48-49 pero cuando lo dejé con este chico, aunque no le quería, me atacó con lo que más me dolía, y recaí. Otra vez empecé a dejar de comer, a obsesionarme, a vomitar...
Al cabo de los meses, empezó a arderme la garganta, me dolía... me dolía mucho. Entonces, me llevaron al médico. Mi abuela dijo que no comía muy bien, y entonces, el doctor, me hizo la pregunta clave: "¿vomitas?" Dije que sí. Me llevaron al psicólogo, y me diagnosticaron "Anorexia nerviosa". Me llevaron a un montón de médicos: nutricionista, endocrino, psiquiatra... me tenía que hacer muchísimos análisis. Tenía un poco de anemia. Me dijeron que tenía un IMC de 17 y que era motivo más que suficiente para ingresarme, pero que me iban a dar una oportunidad... la oportunidad de que comiese. Así que lo hice, aunque me costaba, y me dolía, y sentía que cada bocado, era un puto castigo. Me quitaron la báscula, la bici estática, no me dejaban mirarme en los espejos... Pero los mareos, el cansancio, el frío... sigue todo ahí. Ahora no sé cuanto peso, me aterra saberlo. A veces me gustaría volver a ser la de antes, a la que no la importaba estar gorda, o delgada. Pero jamás podré volver a ser así. Ana me tiene atada a ella con su precioso y rojo listón, ese que yo no merezco tener.