domingo, 11 de marzo de 2012


Ana y Mía siempre estarán contigo.♥

Ahí estaba, como cada día, en frente del espejo, empapada en lágrimas, rezando porque Ana la diese la felicidad que necesitaba. Rezando porque Ana hiciese que en la báscula apareciese un sólo dígito. Ahí estaba maldiciendo su cuerpo, maldiciendo el espejo, maldiciendo la comida, maldiciéndolo todo menos a ellas. Ellas, sus amigas, sus hermanas, las que estaban ahí siempre que las necesitaba, las que la estaban ayudando a encontrar la perfección que necesitaba: Ana y Mía. Las únicas que la entendían.

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